Aunque ya hallowen nos pilla un poco retrasados, vamos a hablar de los tipos de calabazas que nos podemos encontrar en el mercado.

Lo primero de todo las tenemos que dividir entre las de verano y las de invierno.

Las de verano son aquellas que se recolectan en esta época del año y sus características más claras es que portan una piel suave y delicada, a la vez que su pulpa también lo es. La consumición debe ser enseguida ya que no aguantan demasiado en la despensa y sus semillas son blandas. Entre ellas nos encontramos:

• Calabaza de cuello torcido
• Calabaza verrugosa
• Calabaza botellera
• Calabaza “delicata”
• Calabaza vinatera

Las calabazas de invierno son de corteza más dura y verrugosa. Normalmente nos las vamos a encontrar como decoración, aunque hay algunas que se utilizan para hacer tartas o elaborar al horno. Se cultivan entre principios de otoño y finales de invierno. Este grupo las componen:

• Calabazas de cuello torcido de invierno
• Calabaza bellota
• Calabazas malabares
• Calabaza de la cera
• Calabaza almizclera o de la cidra
• Calabaza de cabello de ángel

Como nutriente que se encuentra por excelencia en la calabaza, nos encontramos el caroteno que este se va a transformar en vitamina A. Es una gran fuente de antioxidantes, que lo que hace es prevenir en envejecimiento de las células haciendo que no aparezcan gran cantidad de enfermedades, entre la que se encuentra el cáncer.

Su elevado contenido en Potasio, en agua y su disminuido aporte calórico, hace que sea un buen alimento para las dietas de adelgazamiento.

Y por último, por su aporte de fibra, ayuda a regular el tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento.

Con esto deciros, que aprovechar para consumir frutas y verdura de temporada, son muy ricas, saludables y los más importante, baratas.